El Régimen Militar es el nombre con el que se conoce al período de la
historia de Chile comprendido desde el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de
marzo de 1990, durante el cual dicho país estuvo bajo una dictadura militar
encabezada por el General Augusto Pinochet y los otros comandantes de las
Fuerzas Armadas, que establecieron una junta de gobierno tras el golpe de
Estado que derrocó al gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.
Pinochet, comandante en jefe del Ejército asumió el liderazgo de la junta
militar de gobierno compuesta inicialmente por José Toribio Merino, Gustavo
Leigh, y César Mendoza en representación de la Armada, Fuerza Aérea y
Carabineros, respectivamente.
Tras el golpe, fueron cometidas sistemáticas violaciones a los derechos humanos,registrándose al menos 28.259 víctimas de prisión política y tortura4
2.298 ejecutados y 1.209 detenidos desaparecidos.5 Se limitó la libertad de
expresión, se suprimieron los partidos políticos y el Congreso Nacional fue
disuelto. Políticamente, el régimen se caracterizó por un modelo autoritario de
gobierno.6 Aunque originalmente tuvo un neto carácter militar, con el paso de
los años fueron incorporándose colaboradores civiles al gobierno.
Durante este período, Chile experimentó una importante transformación
económica, política y social. En lo estrictamente económico significó un cambio
radical de orientación del papel del Estado de un rol productor e interventor,
a uno de tipo subsidiario, inspirado en las doctrinas económicas neoliberales.
En lo social significó el dominio sin contrapeso de los sectores empresariales,
el aumento sostenido de la desigualdad de ingreso, junto con un incremento
en la precariedad e inestabilidad laboral de los sectores asalariados. En lo
cultural, dio lugar al denominado "apagón cultural", caracterizado
por la represión y autorrepresión de ciertas manifestaciones culturales
consideradas contrarias a la línea oficial.
En 1980, tras un irregular plebiscito, fue aprobada una nueva constitución
en la que Pinochet reafirmaba su cargo como presidente mientras la junta de
gobierno se limitaba al poder legislativo. El texto constitucional estableció
también una serie de disposiciones que, eventualmente, permitirían el retorno a
la democracia como consecuencia del resultado del plebiscito del 5 de octubre
de 1988. En dicho plebiscito, el pueblo chileno le denegó a Pinochet un nuevo
mandato y, en consecuencia, se celebraron elecciones presidenciales
democráticas. La dictadura militar llegó a su fin el 11 de marzo de 1990,
cuando Augusto Pinochet entregó el poder a Patricio Aylwin. Ese día terminó el
Régimen Militar y se dio inicio al período de la historia de Chile conocido
como la transición a la democracia.
El plesbicito de 1988
ya a finales del régimen militar, la gran mayoría de la oposición había optado por una estrategia de transición democrática. Las protestas disminuyeron y la Alianza Democrática no quiso participar en ninguna nueva. Entre las razones de esta actitud estaba el acercamiento de la fecha del plebiscito.
Los opositores
decidieron seguir las reglas impuestas por la Constitución de 1980, iniciando
la normalización de los partidos políticos. El primero en formarse fue
Renovación Nacional, que unía los grupos de Unión Nacional de Andrés Allamand y
los gremialistas de Jaime Guzmán, más la mayoría de las personas afines al
gobierno militar. Pronto este partido se separaría, tomando ruta propia los
gremialistas de Guzmán con el nombre Unión Demócrata Independiente.
Entre los
opositores tomaron cuerpo la Democracia Cristiana, el Partido Socialista
(unificado de facto, después de la división de los grupos de Ricardo Núñez y Clodomiro
Almeyda) y el Partido Por la Democracia, que originalmente sería solo
instrumental, o sea para los opositores izquierdistas al régimen que no se
sintieran identificadas con el PS, que después del plebiscito debía disolverse,
sin embargo permaneció su existencia, debido a éxitos electorales,
convirtiéndose rápidamente en uno de los partidos socialdemócratas más
importantes del país.

El plebiscito
queda fijado para el 5 de octubre de ese año, proclamando la junta el 30 de
agosto a su candidato, Augusto Pinochet. La oposición se agrupa en la
Concertación de Partidos por el No, que agrupa a todos los partidos opositores,
excepto los extremistas.
A diferencia del
plebiscito anterior, ahora sí se constataban los registros electorales, pues el
tribunal Constitucional ordenó que se crearan los registros, las mesas y los
apoderados, a pesar de la negativa del gobierno. Se ordenó también que ambas
propuestas tuvieran franjas televisivas gratuitas, a las 23 horas.
El peso de la
televisión en la campaña sería muy fuerte. La franja del No superaba en todos
los aspectos a la del Sí, en producción, contenido y mensaje. Sergio Fernández,
ministro del Interior, admitiría: «Los resultados (de su campaña) fueron
lamentables. Al cabo de muy pocos días nadie pudo ignorar la evidente
superioridad técnica de la franja del No, mejor construcción argumental,
mejores filmaciones, mejor música. Su melodía característica, en torno a la
frase "la alegría ya viene", era tan pegajosa, que hasta los
creativos responsables de la campaña del Sí la tarareaban inconscientemente».
Pero entre las
causas que motivaron a la mayoría a votar No, destaca el hecho de decir que
ente las causas de su voto prima la mala situación económica (72%, según
encuesta del CEP), más que los derechos humanos (57%), esto herencia del 20% de
cesantía que mantuvo el régimen, y la mala distribución del ingreso, lo que
explica porqué en medio del auge económico se dieran estos argumentos
El 5 de octubre
El día 5 de
octubre votó el 92,1% de la población mayor de 18 años, el máximo récord
histórico en la historia del país. También llegaron a Chile cientos de
políticos extranjeros veedores, que esperaban comprobar el correcto desarrollo
del acto. Después de las primeras votaciones el ambiente empezó a caldearse,
los datos entregados por el Ministerio del Interior daban una gran ventaja para
el Sí, mientras que en el comando del No, se entregaban cifras muy diferentes.
El tercer cómputo, que debía ser definitorio y estaba programado para las 22
horas se retrasaba. Muchos tenían el temor de que se fuera a dar un golpe de
estado antes de la entrega de los resultados.
Canal 13 había
programado un debate entre Aylwin y Jarpa para las 22 horas, inmediatamente
después del resultado para analizar los resultados. Por la demora se retrasó
hasta las doce de la noche. Aylwin iba a entregar los resultados del comando
del No que le daban la victoria, por lo que Jarpa, sin ningún dato, se contactó
con el subsecretario Alberto Cardemil, para solicitar datos. La respuesta del
subsecretario fue que de momento iba ganando el No, pero aún faltaba contar los
votos de las mujeres de Santiago. Jarpa vio que aun con un apoyo favorable de
este último grupo el resultado no cambiaría y admitió en el programa de
televisión el triunfo del No.
La prensa se
agolpó frente al Palacio de La Moneda para conocer la versión del gobierno a
estos datos, cuando llegaba el miembro de la junta Fernando Matthei, quien
luego de ser preguntado, declaró que para él «la cosa estaba clara» (era
definitivo), era un triunfo del No (su hija Evelyn Matthei le había entregado
los resultados). Las palabras de Matthei dieron inmediatamente la vuelta al
mundo.
Fernández
reconoció la derrota, y dijo que el alto porcentaje obtenido era de cualquier
forma motivo de orgullo, a lo que el general de la Fuerza Aérea respondió con
un irónico «¿Y por qué no traemos champaña para celebrarlo?». Matthei, en el
libro-entrevista «Matthei, Mi testimonio», expresaba que Pinochet no quería
abandonar el poder, pasándole a los miembros de la junta un documento en que
“le entregábamos todas nuestras atribuciones al general Pinochet, quien podría
actuar sin consultar a las respectivas instituciones”. Dice además que él
rompió con sus propias manos el acta, “Después de eso, y sin insistir en el
acta, el Presidente nos informó que se iría a descansar por unos días fuera de
Santiago y se dio por terminada la reunión”.
Sergio Fernández,
en “Mi Lucha por la Democracia”, no habla de ninguno de estos hechos, y los
negó categóricamente cuando fue interrogado. Pero las versiones no son
excluyentes, pues Fernández no estaba cuando se suponía se pasó el acta.
El último año
Al amanecer del 6
de octubre de 1988 no quedaban dudas sobre la victoria de la opción
"No" en el plebiscito, y se cumpliría la ruta marcada por la
Constitución de 1980. Pinochet llamaría a elecciones democráticas al año
siguiente.
Mientras, se
discutieron reformas a la constitución. El motivo para el gobierno, es muy
difícil de modificar por el alto quórum que tiene para los capítulos más
vitales, pero no para el capítulo de reforma a la constitución, lo que podría
servir como “válvula de escape”, para que el nuevo gobierno modifique a su
gusto la carta. La oposición victoriosa aceptó de buena gana las reformas, pues
en ella además se derogaba el artículo 8, que impedía la legalización del
comunismo, se empatan civiles y militares en el Consejo de Seguridad Nacional,
se disminuye de ocho a seis años el período presidencial, entre otras cosas.
Entre los que no querían la reforma estaba Sergio Fernández, quien es despedido
del Ministerio del Interior, siendo reemplazado por Carlos Cáceres para que
lograse un entendimiento con la oposición, resultando las reformas aprobadas en
el plebiscito de 30 de julio de 1989 con un 91,25% de los votos.
Ese mismo año
ocurrió la elección presidencial, en la cual la Concertación de Partidos por la
Democracia (antes Concertación de Partidos por el No) postuló a Patricio
Aylwin. La derecha y gran parte del gobierno se unieron con Hernán Büchi, en
una campaña que parecía desarticulada, debido a la sorpresiva bajada del
candidato y posterior reaparición. Según se sabe Pinochet no apoyó a Büchi, ya
que, algunas fuentes señalan que se sintió con su ministro por haber tomado una
carrera política, ya que lo consideraba su hombre de confianza, como a
Fernández, sin ambiciones políticas (lo que explica por qué nunca le tuvo gran
confianza a Jaime Guzmán, quien se había propuesto metas muy altas).
Aylwin resultó
electo presidente con el 55,2% de los votos.
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